No se trata solo de muebles.
Cada diseño que ofrecemos tiene un propósito pedagógico, una función práctica y un sentido profundo.
Creamos piezas que acompañan el desarrollo real de los niños, en hogares reales, con belleza y conciencia.
El ambiente es el primer educador.
Cuando está pensado a su medida, el niño puede hacer por sí mismo. Y eso transforma todo.
● Roperos a su medida: Diseñados para que los niños puedan elegir su propia vestimenta, fomentando así su autonomía y autoestima. ¡Un primer paso hacia la independencia! Más info acá
→ Elegir qué ponerse no es solo vestirse: es empezar a decidir sobre uno mismo.
● Estanterías bajas y bibliotecas: Permiten a los niños acceder a sus libros y juguetes libremente, estimulando su curiosidad y el aprendizaje autodirigido. Más info acá
→ Lo que está al alcance, está disponible para ser explorado. Así nace el deseo de aprender.
● Espejos a su altura: Fomentan la autoconciencia y ayudan a los niños a reconocerse como individuos únicos. Los bebés pueden aprender a pararse en su barral. Más info acá
→ Ver su reflejo, descubrir su cuerpo, ensayar sus movimientos. El juego del espejo es una construcción silenciosa del yo.
● Torresilla y banquito: Permiten a los niños participar en actividades cotidianas como lavarse las manos y cepillarse los dientes de forma autónoma, fomentando su independencia y confianza. Facilitan el acceso a espacios elevados, como la mesa del comedor, la mesada de cocina, promoviendo su participación en las actividades familiares. Más info acá
→ Cuando participan, pertenecen. Y cuando pertenecen, se sienten valiosos.
● Camas al piso: Posibilitan que los niños desde que aprenden a gatear puedan subir y bajar solos, promoviendo así su movimiento libre. Más info acá
→ Dormir no es aislarse del mundo. Es confiar en que el entorno está a su altura.
La actividad construye al niño.
Por eso, el entorno debe ofrecerle oportunidades reales de hacer.
● Mesas y sillas ergonómicas: Proporcionan un espacio adecuado para realizar actividades como dibujar, escribir y construir, desarrollando la coordinación y la motricidad fina. Más info acá
→ Un buen asiento, una buena mesa, y el deseo de crear se despliega sin obstáculos.
● Jugueteros: Fomentan el orden y la organización, habilidades esenciales para la vida diaria. Más info acá
→ Cuando todo tiene su lugar, el niño aprende a poner en orden su mundo interno.
La imaginación no necesita instrucciones.
Solo necesita tiempo, espacio y materiales que inviten a explorar.
● Mesa de arte sensorial: Un espacio dedicado a la exploración sensorial, donde los niños pueden experimentar con diferentes texturas, colores y materiales. En sus contenedores pueden crear “minimundos” que estimulan el juego simbólico y la creatividad. El rollo de papel incluido genera un espacio amplio para el desarrollo de su expresión artística. Más info acá
→ No hay un único modo de jugar, pero sí muchas formas de expresarse.
Descansar también es crecer.
Y un buen descanso empieza con un espacio que brinde contención y libertad.
● Camas: Diseñadas al ras del piso, favorecen un sueño tranquilo y reparador. Al estar tan cerca del suelo, los niños se sienten más seguros y conectados con su entorno, fomentando la autonomía y la independencia. Su amplio tamaño permite que un adulto se siente a leer cómodamente junto al niño o incluso que se acueste a su lado cuando sea necesario. Más info acá
→ Una cama pensada para el cuerpo en movimiento… y para los vínculos que acompañan.
El aprendizaje no empieza con la escuela.
Empieza en el hogar, cuando el niño siente que puede explorar y entender el mundo.
● Bibliotecas a su altura: Fomentan el amor por la lectura y el desarrollo del lenguaje. Más info acá
→ Un libro cerca, un adulto que lee, y una historia compartida: así se enciende la llama.
● Mesa de arte sensorial: Es ideal para actividades de preescritura y primeras letras, preparando al niño para el aprendizaje formal. Más info acá
→ Las letras llegan más tarde, pero el trazo empieza mucho antes.
No es el niño quien debe adaptarse al hogar.
Es el hogar el que debe ajustarse al tamaño de su infancia.
● Torresilla y banquito: Permiten a los niños participar en actividades cotidianas como lavarse las manos y cepillarse los dientes de forma autónoma, fomentando su independencia y confianza. Facilitan el acceso a espacios elevados, como la mesa del comedor, la mesada de cocina, promoviendo su participación en las actividades familiares. Más info acá
→ Subirse a un banquito no es solo alcanzar la altura: es alcanzar un lugar en el mundo.